Abre el ojo
En Abre el ojo reina una suerte de vodevil en el que manda la alegría de vivir, y no encontramos rastro de ese concepto del amor galante y puro que suele gobernar nuestras comedias áureas. Las peripecias de estos auténticos “caraduras” marcan el desarrollo y el humor de esta comedia cínica, como la llamó Felipe Pedraza. ¿Fidelidad? ¿Amor ideal? ¿Constancia? ¿Matrimonios? ¿Contención de los deseos sexuales? No esperen ver nada de esto en la comedia.