Debido a la mala gestión de los hombres, las mujeres de Atenas se han reunido furtivamente para acudir a la asamblea disfrazadas de hombres y conseguir que el gobierno de la ciudad esté en sus manos. Lo consiguen y establecen su primera ley: todo para todos, hay que compartir absolutamente todo lo que uno tenga con el resto de ciudadanos. Y las consecuencias no van a tardar en surgir, ya que con la ley en la mano, las relaciones sexuales también deben ser cosa de todos y, para una mayor organización, se establece que, por jerarquía o respeto, cuánto mayor sea una persona más preferencia tendrá para mantener relaciones sexuales. Y de esto se han enterado las ancianas que salen a la calle en busca de mozos de buen ver para poner en práctica la ley. Esta situación distópica, muy típica en Aristófanes, acaba muy mal y finalmente se opta por volver a la situación anterior: volverán a gobernar los hombres. El grupo ha querido aportar un final algo distinto, dando a entender al público que gobernar no es cosa de sexos sino de sensatez.