EL HUÉSPED DEL SEVILLANO
En la imperial ciudad de Toledo, y a principios del siglo XVII, Juan Luís, un pintor de la corte, tiene el encargo del rey para que pinte una Virgen Inmaculada con destino al Real Oratorio. El artista espera encontrar en Toledo la modelo que le sirva para realizar su obra. Conoce a Raquel, mujer de belleza extraordinaria: es la mujer que busca para su cuadro. El conde don Diego, aprovechando la salida de la joven Raquél de su casa, camino de la iglesia, la hace su prisionera, llevándosela al Mesón del Sevillano, en espera de la ocasión para sacarla de la ciudad.