LA GRAMÁTICA
Imaginemos que un buen día, de forma accidental, una mujer convencional se convirtiera de la noche a la mañana en una consumada erudita de la lengua y la gramática.
Imaginemos, a su vez, a un reputado neurocientífico dispuesto a someter a la mujer a un intensivo proceso de desprogramación lingüística. En este caso no se trataría de refinar verbalmente al personaje, sino, inversamente, de devolverlo a su estado primario de limitación expresiva para evitarle, de este modo, los trastornos de inadaptación social originados tras su inapropiado accidente.